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viernes, 13 de enero de 2012

Allí tu

Buscaba, buscaba algo tan dentro que se enconchaba. No fluía, no dejaba de esconderse, pero buscaba. Por dentro, por fuera; sin razón y con cuidado; a lo largo y a lo ancho; a lo parco y a lo barroco, pero nada salía. No había molde alguno, ni luz, ni razón. Quizá no debía buscar, quizá ya estaba a fuera, pero no sabía. ¿Qué si ya se me agotó o se me perdió? No, aún está allí. Espero.

Veo de un lado para el otro. En la noche, en el día, en el agua que tomo, en la pared blanca y… nada. En una flor que quedó congelada, en un espejo polvoriento, en una película, en una cobija de lana, en mis ojos y en mis labios y nada. 

Me quedo acostada en mi cama y cuento días y recuerdos para pensar donde habré perdido lo que ahora necesito. 248 días que empiezo a recordar. Busco en cada día y recuerdo cuando lo tuve, cuando pasaba entre mis manos, cuando lo encontraba en mis ojos. Los días que no estaba pero siempre lo encontraba entre mil letras esporádicas. En la noche, entre el viento, en el vino, en el azúcar. 

Busco en el pasado y en el futuro. En el pasado muy atrás, siempre fue perpendicular el andar, en el pasado antes del día 248. El paralelismo fue lo indicado y, lo que no se pensaba nunca, la especialidad. Siempre lo he encontrado entre risas y entre especialidades. Creo que alguna vez me lo comí… fue divertido.

Antes no tenía frío y creo que me veía bien. Te juro que busco, busco y no encuentro. Antes me salvaba del calor… o quizá era como un fogón andando por entre mil paisajes. Siempre hizo de mi vida un lugar diferente: entre lo desconocido, entre mil especias, entre lo grande, lo simple, lo infantil, lo maduro. Entre la transparencia y pureza. 

Las estructuras nunca las respetamos. Sí, ya busqué por allí, pero ¡no he encontrado nada!. Busqué entre el sonido, entre mi voz, mi guitarra donde creí que lo encontraría, entre los silencios, en mis manos… nada. 

Sabía no café El. Él sin simple era cuarto el. ¡Sí! También busqué al derecho y al revés. Entre lo que no se entiende y lo que es totalmente obvio. Busqué en la parada de mi camión y entre miles de miradas. Busqué entre piezas musicales y entre sus letras. Pero nada tenía sentido. Entre las teclas del piano, entre la delgada cuerda de la guitarra, entre un susurro de canto. Pero en cualquier momento, objeto, paisaje, ente, cosa… en ninguna parte no lograba encontrar lo que tanto buscaba y añoraba.

Abrí mis cobijas entre todo el frío y el calor de mi cuerpo se esparció en el cuarto creando vapor en mis ventanas. Allí te quise buscar, entre todo ese vapor, entre todo el frío, entre todo lo cálido y entre el amanecer. Y encontré la mirada.

Llegó el amanecer y el sol se coronó. Mi taza de café humeaba y, aún en pijama, veía cómo la ceremonia del sol empezaba. Se iluminaron mis ojos y mi cuerpo. Mi café me calentaba mis manos y mi cara. Deleitaba mi aromática infusión: encontré el sabor.

Despojándome de mi placentera flojera, me metí a bañar. Me quité mi pijama y, lagañosa, me metí al baño tibio. El agua caía en todo mi cuerpo. Los poros de mi piel brotaban sin cesar, absorbiendo el aroma de los mil aromas de los jabones. Salía vapor del agua caliente y se mezclaba entre los mil aromas. Entre tanto baño encontré las manos. 

Y entonces me asusté, entonces dije: ¡Caray! ¿Qué serán  todas esas cosas que vi? Tengo el presentimiento… pero… es imposible.

Ya entrando el día relataré la aparición:

Habiendo puesto mi teclado en pose para tocar y yo para cantar, abrí mi estudio con una escala (entonces vi la sonrisa). Entonces entre tanto estudio y canto, entre mi más esfuerzo de voz y melodía, entre tanta pasión y locura, entre tanta ilusión y cariño, entre lo real y mi mundo. Entre todo el viento que salía de mis labios, el esfuerzo corporal al cantar. Mis dedos que se entrelazaban entre el piano y mi voz. Entre la letra de la canción. Entre la entrega, el sudor, el amor y la fidelidad. Entre todo mi mundo que amo y no dejaría: Lo encontré allí. Sin prejuicios, llegado de una utopía.

Estaba allí, lo que tanto buscaba, lo que siempre busqué en todas esas miles de cosas y miles de sitios y entes y pensamientos: de la pasión, del amor. Llegó. Está aquí conmigo…

Lo vi y sonreí.

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