Odio cuando mi voz hace ecos
A modo de profusas imitaciones,
Semejantes a tristes ruegos
Que llegan a mis infelices acciones.
Odio el don de la palabra
Que como castigo se me ha otorgado
Para que seguro yo abra
Corazones descarnados.
Odio que las mentes sientan
Cuando en mi boca hay sentimiento
Porque a mí solo me afrentan
Al ver que yo no miento.
Odio no poder ser como otros,
Demostrar tristeza pena o enojo,
Con muestras de duros arrojos
Que al final son vil despojo.
Odio cuando la gente se aleja,
Especialmente si la quiero,
Pues es solo una muestra
De la forma en que me muero.
Odio ser siempre apacible,
Odio ser siempre segura
Odio que no me sea permisible
Ser a veces muy, muy dura.
Porque la gente no escucha,
Porque la gente no entiende,
Que al ver su cara es mucha
La tristeza de mi mente.
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