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viernes, 6 de abril de 2012

hoy estoy de luto

Hoy estoy de luto. Hoy sólo yo estoy de luto, de entre todo el espacio, yo soy la única que está de luto. Tan puramente triste; no tengo ganas de llorar, porque es una tristeza que se siente más allá del llanto. Hoy se ha esfumado, se esfuman todo rastro de su presencia y de su ser.
Hoy ya no existe entre nosotros, o mejor dicho, entre mí vida, sólo mí vida. Ya no habrá quien tome varias tazas de café, ya no habrá quien te despierte en la noche, ya no hay quien tome mis pies fríos, hoy ya no hay quien duerma a lado de la ventana.
Sí. Es como si ya se supiera, como si su fortuita partida se supiera, se viera venir. Cada una de sus cosas desaparece, una a una. Un día su jabón, con el que tallaba su cansado cuerpo, ya no estaba. Sus zapatos, su ropa, sus libros… uno a uno desapareció. La casa se iba vaciando, como si unos ladrones furtivos se llevaran sus cosas. Un día dejé de ver su último libro; estaba tan empolvado, olvidado, somnoliento, cansado, desgastado… como él.
Hoy ya no está conmigo, hoy se marchó y ni siquiera un beso en mi frente me dio. Ya no hay sofá en la ventana donde solía dormir… ya no hay olor a cigarrillo, ya no hay olor a café frío, no hay libros regados en la casa, se acabó todo eso… se murió su recuerdo entre todas las paredes blancas. Se hundió su risa en el piso de madera, sus lindas palabras se fueron por la ventana enorme. Se murió su aroma y su voz.
Ya no hay voz que me diga que me quiere, no hay mano que me acaricie mi mejilla o que juegue con mis cabellos. Ya no hay labios tiernos que bese mi frente… ya no hay brazos para acunarme como una niña caprichuda.
Hoy estoy de luto, pero mis manos y mi alma estarán cansadas y libres para demostrarle que soy libre y que amor que él me tiene vive en mí. Es una tristeza tan pesada y cotidiana porque ya no estarás conmigo todos los días y aunque muchas veces no lo estuviste, nunca me importó, para mí siempre estuvo allí. No me importó que me dijeran que él no era lo que él mismo juraba ser, yo creo en él… creo en él aunque ya no esté aquí.
Hoy mis lágrimas son para aquel que me dio su alma para que yo viviera en el ese mundo asqueroso. Hoy doy mi tristeza para aquel que me dio su máxime confianza cuando yo estaba empapada de mierda.
Hoy a su partida, todo quedó en blanco y vano. Hoy no siento miedo, sé que está conmigo, hoy… se marchó, pero siempre está conmigo, siempre lo estará. Estoy orgullosa de él y él de mí.
Haré lo que siempre me dijo: vivir y amar. Hoy siento la tristeza más profunda, hoy sé que él también, pero sé que es libre y que ama. Siento sus labios en mi frente, su brazo en mis hombros y su voz diciéndome: te amo.
Hoy estoy de luto, mañana visto de blanco para la partida.

Hoy no soy vaccai, hoy soy simplemente: Constanza.

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