No hace mucho… hace… la verdad no recuerdo. He perdido noción del tiempo, no recuerdo cómo es que llegué acá, a mi casa. No recuerdo que pasó después de “él”. Me impresiona como una persona te quita las sensaciones de tiempo, de lugar, quién eres y por qué estás frente a esa persona. Según esto… fue hace 5 o 6 meses que estuve empapada de “él”, pero a mí se me hizo 5 o 6 segundos. ¡Sí! ¡Como 5 o 6 segundos es lo que yo recuerdo! Pero… la mayoría…bueno… todas las personas me dicen que 5 o 6 meses perdida en “él”. No quiero que sepan su nombre, no quiero que me juzguen o me apedreen, no quiero que me miren por la calle diciéndome o hablándome tras mis espaldas: ¡Esa es la loca! La loca que se quedó perdida y no sabe nada de sí misma. Pinche gente…
Me siento rara; como si cursara de nuevo el mismo momento cada día, como si todos los días hiciera lo mismo. ¡De verdad! Sé que estoy totalmente perdida y que estoy obsesionada, que yo solita me voy a dar el golpe, pero… ¡es que no sabes nada! Sus ojos cafés son tan penetrantes y tiernos, esa manera en la que toca piano, su feminidad, su hombría… todo de “él” me enloquece, me desvanezco, no hay tiempo ni espacio (bueno eso ya lo sabía). Es como algo irreal, sublime: Sabes que puedes destruirte, sabes perfectamente que tan humana eres y aún así te avientas. Me fascina todo lo que lo hace ser “él”. Sí ya sé que te burlas de mí, te impresiona el modo en que lo adoro; como si lo idolatrara… pero no, es más y menos que eso.
A veces pienso que “él” es mi replica en masculino, un efecto como espejo, no sé. Me siento igual, como la pieza que embona en mis manos, piernas, cara y boca. Saber que su aliento es igual al mío, que su voz es de igual tono 2 octavas más abajo. Su piel es mi piel, su hermosura es parte de mí. Como si todo lo que fuera él fuera yo. Totalmente él es yo y yo soy él. Es el efecto espejo.
Todas las mañanas, tardes y noches “él” está conmigo, dándome sus brazos para amar y su boca para la pasión. Sí, estoy obsesionada con tal perfección y exactitud con la que estamos y vivimos. Quizá si estoy loca, loca de “él”, loca porque él vive en la vida, porque existe, porque existirá siempre, porque ama lo que amo yo con tanta locura, porque allí en esa locura lo conocí. Sí, lo sé ahora estoy llena de “él”. Todas las noches del mundo bailan y bailan y la noche en el mismo se queda, para siempre y un jamás. 
Las bocas del vino, las carisias bailan, entre la voz y las notas. Por la ventana, en el foro, en todas las palabras y miradas: en toda la expresión de nuestra vida: música. Ella, es el efecto espejo de los dos: música.
Constance Vaccai 
 
 
Señorita Monsiváis, no puedo decirle nada al respecto de su escrito porque sencillamente es excelente como todo lo que escribe, pero no podría quedarme sin comentar.
ResponderEliminarMe encanta tu soltura al escribir; tu libertad.
gracias camarada !!! jajaja le mando un fuerte abraso !!! que sus dedos no se entuman !!!
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