Music video by Coldplay performing Fix You. (C) 2005 EMI Records. [All rights reserved]
Pocas veces hablo de ti, no porque no te quiera, pero no hablar de las personas que quiero las mantiene a salvo de mis enemigos; de mis amigos, inclusive.
Pocas veces hablo de ti, no es que no me guste, pero a veces prefiero mantener mis ilusiones y sentimientos apartados de mi entorno, al margen de mi realidad.
Hoy tendré una breve ruptura con mis comunes acciones diarias, hoy saldré de la rutina y hoy escribiré únicamente para ti, hoy escribiré de ti porque quiero que todos te conozcan, que sepan de tu existencia.
Una niña y prontamente (no tan pronto) una mujer; la que en su momento será la más importante en mi vida, la que en su momento será mi todo. Mi pequeña niña de ojos marrones jueguetones, que más que marrones, son ámbarados, y más que juguetones, son coquetos; con su hermoso cabello negro y lacio que cubre sus (aún) débiles y diminutos hombros; sus pequeños labiecillos rojos que están debajo de su naricita hecha como con una bolita de migajón de bolillo. Solo me pregunto cómo una criatura tan pequeña puede robar el corazón de alguien como yo; cómo puede robar el corazón de alguien como lo hizo con el mío.
Dice mi profesora de Literatura que una persona siempre intenta ser mejor cuando ama a alguien y, en efecto, yo intento ser mejor a cada día y lo intento por ella, porque quiero ser la mujer que necesita y que necesitará a lo largo de su vida, ser una persona íntegra, ser la persona de la que siempre esté orgullosa, ser aquella a la que siempre pueda recurrir cuando tenga algún problema; no sé qué más (o qué tanto) pudiera requerir de mí, siendo yo lo mejor que puedo ser, solo por ella, pero sea lo que sea que necesite, eso quiero, deseo serlo para ella.
Amarla, cuidarla y protegerla, apoyarla y estar orgullosa de ella; presumirla por todas partes a las que vayamos y tomar su mano entre la mía al cruzar la calle, querer matar a todo aquel (o aquella) que la vea con ojos de lujuria y deseo -bueno, a todo el mundo lo veré mal, pues pensaré que todos me la quieren robar; aunque la vean con la mayor de las ternuras y el mejor de los amores-, aun a sabiendas de que no estará conmigo para siempre y que, lo quiera o no, algún día deberá partir de mi lado e ir al de alguien que la ame, la cuide, la proteja, la apoye y se enorgullezca de ella, de un modo diferente (mucho, mucho) al que lo haré yo. Pero no hablaré de eso, pues ocurrirá en un tiempo más lejano del momento en que ocurra ella.
Me imagino preparándole una bebida caliente (quizá chocolate) cuando los días sean lluviosos. En las tardes la sentaré en mis piernas y leeremos juntas mil libros: yo leeré para ella y ella me verá con una sonrisa en su rostro y entonces sabré que la lectura le gusta, porque está imaginando un mundo maravilloso, un mundo que (por más que me duela) no será el real, sino el ficticio; un mundo donde todo es bueno, donde no hay peligros, donde los sueños se cumplen, donde la guerra no existe y el amor fluye en abundancia, donde el tiempo no transcurre, donde nadie la juzgue y donde las matemáticas (o cualquier materia que se le complique) son fáciles. También imagino su rostro con señal de dolor y decepción cuando le diga que ese mundo no lo pude construir para ella, que me esforcé mucho pero no me fue posible completarlo; me duele verla así, con lágrimas en su rostro, no quería hacerlo pero es mejor que lo sepa, que yo se lo diga.
No todo será bueno en nuestra relación y yo lo sé, pero la quiero y por lo tanto debo enseñarle que a veces se llevará decepciones, que la vida no está repleta únicamente de logros y éxito; que a veces hay fracasos y que a veces no conseguimos lo que queremos... o lo que amamos. ¡Ay!, ¿qué haré cuando alguien le rompa el corazón?
Escucharemos juntas canciones de Coldplay, Jarabedepalo, Joaquín Sabina... y yo también escucharé atentamente su música; tal vez por fin aprenda tolerancia.
No le enseñaré a escribir, sino a amar; no le enseñaré a leer, sino a soñar; no le enseñaré a hablar, sino a expresarse. Al final se dará cuenta que le enseñé lo que no le enseñé y entonces irá corriendo a mis brazos y la estrecharé fuertemente, la pegaré a mi pecho y escuchará mis latidos acelerarse pues yo estaré feliz por ella, porque dejó de ser una niña. Será cuando más orgullosa esté de ella, será cuando ella menos me necesite y entonces, solo entonces, yo podré apartarme de su lado... Ruego a Dios por que no sea antes y por que mi partida no sea lo que la haga comprender al mundo.
Ay, mi princesa, a veces me siento tan segura de ti, que olvido decirte cuanto te quiero y cuan importante eres para mí. Rompes mi corazón cuando en las noches me ves con tus ojitos tristes porque no te pongo atención, porque soy egoísta y escribo y le escribo a alguien que no eres tú, porque a veces me olvido de ti (a propósito), porque no soy quien debería ser; sin embargo, créeme cuando te digo que mi lucha diaria es para y por ti, sobre todo, cree en mí cuando te digo que te amo.
Aww, muy bonito, para tu niña, me gustó, :)
ResponderEliminarSe parecerá a su madre y tal vez a su padre, aunque quien sabe, será de probeta. n_n
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