Si pudiera sentir… si pudiera palpar y saborerar… todo lo que tú eres. Imagino mis delgados dedos frágiles pasando por tu cabello negro. Acariciando cada una de sus hebras, creando un camino entre todo tu cabello. Si pudiera sentirlo. Mis manos te estuvieran hablando en susurros, diciéndote la ternura que me das. Sí, tú me provocas ternura. Mis delgados y frágiles dedos, te dirán: te amo.
Si pudiera tocar tu espalda. Si pudiera sentirla en mis suaves dedos. Aquella espalda suave y dulcísima tu piel. Cómo es que mis ojos te devoran y degustan tu espalda. Mis ojos que no ven más que todo tu ser, se deleitan; entre mis pestañeos voy comiendo cada parte de tu piel dulce.
Mis palmas pequeñas y delgadas moldean tu pecho: curveándolo, acariciando y siendo tan avorasada al tener tan sublime piel, queriendo abarcarte y desesperadamente decirte que eres un hombre delicioso. Tu sabor agresivo y tu olor dulce, hace que enloquezcan mis manos y mis miradas que, como tenedores letales, tratan de abarcarte, tu ser placentero.
Mi nariz no resiste tener tanta delicia cerca y, recorre selectivo, tu cuerpo, tu rostro durmiente de placer. Mi nariz no escatima acariciar hasta tus preciosos dedos que han tocado lo que pronto tu vida será: ¡Que deleitante eres!.
Un toque de azúcar con laurel, de sensualidad con amor y una gran porción de locura, esa locura cercana a la ternura. Abrazador y placentero el día de mi vida. Una sonrisa dulce y una risa que hace que tu ser se adorne con una simple acto humano. Ámame. Ahora como yo lo hago, escúchame como canto a tu oído hasta que el aliento último sea tu ligero nombre.
Es una delicadeza sensual el tocarte: Como si tu piel fuera una hoja seca: frágil. Como si tu aroma fuera finito. Cómo si tus ganas fueran sensibles y especiales. Tan íntimo te siento.
Te trato de conocer, cerrando mi razón, abriendo mis sentidos, coqueteándote. Yo cantaré hasta que mi voz resuene en tus pensamientos. Trato de conocerte, teniéndote aquí, rodeándote con mi cuerpo, inmiscuyendo mi alma por tus ojos, explorando delicadamente cada curvatura de tu cuerpo y llenándolos con un acorde de mi boca.
Escucha cada una de mis sonrisas, siente cada mirada tierna, besa cada sentimiento puro que te dejo derretir con mis manos en tu piel.
Cada camino hecho lo recorro de nuevo, cada curvatura, cada lunar tuyo. Tu boca.
En un instante, allí, veo tus labios… sublime. Cándido aliento a miel de ti. Lo más pueril y sensible que puedo sentir y deleitar: tus labios. Desnudaré tus labios, oiré tu silencio amoroso, probaré cada una de tus sonrisas. Cálido momento, no puedo soportar no probarlos: como si te fueras a esfumar, me acerco, tan lenta y sensualmente a tus palpitantes labios. Toco cada parte de tus labios con los míos tan suavemente, los hundo como si fuera a salir el último suspiro. Beso tus labios, anidando las miles de palabras que quisiera pudiera decirte. Desnuda más ya no puedo estar ante ese beso.
Ámame con tu alma, con tus manos y tu voz. Ámame, con esa boca.
C.V.
(no le puse título porque es ridículo un titulo para esto. Es parte del tema de la quincena)
No hay comentarios:
Publicar un comentario