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miércoles, 5 de junio de 2013

Federico García Lorca


Federico García Lorca nació el 5 de junio de 1898 en Granada, España. Fue el mayor de cuatro hermanos, hijo de un hacendado y de una maestra.

Era un alumno irregular, pero con capacidades prodigiosas en cuanto a aspectos literarios. Pese a que se licenció en Derecho por la Universidad de Granada, jamás ejerció esta profesión pues su verdadero amor siempre había sido la literatura aun cuando también destacó en otras disciplinar artísticas como la música.

En 1918 publicó Impresiones y paisajes, obra que trata de sus viajes por España y que, sin importarle (ni perdonarse) que haya sido su primer libro, siempre vivió avergonzado de él por sus erratas y faltas sintácticas. Antes de partir a Nueva York, en 1928 publicó Romancero Gitano, obra compuesta por 18 romances que tienen como tema central la cultura gitana. Ya en la Gran Manzana, escribió Poeta en Nueva York (entre 1929 y 1930, publicado en 1940), obra de lenguaje surrealista, dedicada a las experiencias que tuvo mientras vivió en Estados Unidos.

De regreso en España, en 1932 comenzó a dirigir la compañía de teatro La Barraca. En este periodo escribió dos de sus grandes obras teatrales: Bodas de sangre (obra que gira en torno a una próxima boda en la que la historia de los novios se ve envuelta en líos amorosos y problemas de familia) y Yerma (obra que desarrolla la tragedia de una mujer casada que no puede quedar embarazada).

Finalmente, fue ejecutado, cerca de Vizmar y Alcafar, en agosto de 1936.


A pesar de que los escritores de la Generación del 27 no son mis favoritos, tengo un gusto y afecto especiales por el buen Federico, atribuidos, quizás, por las gratas sensaciones que me provoca leer Romance sonámbulo, el cual me es sumamente grato compartir con ustedes a continuación.



ROMANCE SONÁMBULO

Verde que te quiero verde. 
Verde viento. Verdes ramas. 
El barco sobre la mar 
y el caballo en la montaña. 
Con la sombra en la cintura 
ella sueña en su baranda, 
verde carne, pelo verde, 
con ojos de fría plata. 
Verde que te quiero verde. 
Bajo la luna gitana, 
las cosas le están mirando 
y ella no puede mirarlas.

Verde que te quiero verde. 
Grandes estrellas de escarcha, 
vienen con el pez de sombra 
que abre el camino del alba. 
La higuera frota su viento 
con la lija de sus ramas, 
y el monte, gato garduño, 
eriza sus pitas agrias. 
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...? 
Ella sigue en su baranda, 
verde carne, pelo verde, 
soñando en la mar amarga.

Compadre, quiero cambiar 
mi caballo por su casa, 
mi montura por su espejo, 
mi cuchillo por su manta. 
Compadre, vengo sangrando, 
desde los montes de Cabra. 
Si yo pudiera, mocito, 
ese trato se cerraba. 
Pero yo ya no soy yo, 
ni mi casa es ya mi casa. 
Compadre, quiero morir 
decentemente en mi cama. 
De acero, si puede ser, 
con las sábanas de holanda. 
¿No ves la herida que tengo 
desde el pecho a la garganta? 
Trescientas rosas morenas 
lleva tu pechera blanca. 
Tu sangre rezuma y huele 
alrededor de tu faja. 
Pero yo ya no soy yo, 
ni mi casa es ya mi casa. 
Dejadme subir al menos 
hasta las altas barandas, 
dejadme subir, dejadme, 
hasta las verdes barandas. 
Barandales de la luna 
por donde retumba el agua.

Ya suben los dos compadres 
hacia las altas barandas. 
Dejando un rastro de sangre. 
Dejando un rastro de lágrimas. 
Temblaban en los tejados 
farolillos de hojalata. 
Mil panderos de cristal, 
herían la madrugada.

Verde que te quiero verde, 
verde viento, verdes ramas. 
Los dos compadres subieron. 
El largo viento, dejaba 
en la boca un raro gusto 
de hiel, de menta y de albahaca. 
¡Compadre! ¿Dónde está, dime? 
¿Dónde está mi niña amarga? 
¡Cuántas veces te esperó! 
¡Cuántas veces te esperara, 
cara fresca, negro pelo, 
en esta verde baranda!

Sobre el rostro del aljibe 
se mecía la gitana. 
Verde carne, pelo verde, 
con ojos de fría plata. 
Un carámbano de luna 
la sostiene sobre el agua. 
La noche su puso íntima 
como una pequeña plaza. 
Guardias civiles borrachos, 
en la puerta golpeaban. 
Verde que te quiero verde. 
Verde viento. Verdes ramas. 
El barco sobre la mar. 
Y el caballo en la montaña.

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